Es claro que en la situación que ha azotado al mundo en los últimos meses, la pandemia en curso se ha vuelto el punto de enfoque principal del sistema hospitalario. La postura y las decisiones pragmáticas de nuestros centros de salud han girado ya por varios meses en torno al COVID-19 y en la responsabilidad que tenemos de mitigar sus efectos, dar la atención adecuada a los casos de mayor riesgo, y procurar el estado óptimo de salud de los trabajadores del sector hospitalario.
Las cirugías electivas en la pandemia
Sin embargo, a causa de esto, un enorme número de cirugías electivas se han pospuesto y esto, a la larga, puede tener efectos nocivos no sólo sobre la vida de los pacientes, sino también de los médicos residentes que actualmente se encuentran en proceso de formación.
Sabemos bien que el hecho de que se les denomine “cirugías electivas” no implica que este tipo de intervenciones quirúrgicas carezcan de urgencia. Más bien, este calificativo se refiere a que la cirugía no tiene que llevarse a cabo de inmediato para que el paciente siga con vida.
Miles de operaciones alrededor del mundo han tenido que ser canceladas a causa del crecimiento exponencial del SARS-COV-2. Algunas de ellas, como la cirugía bariátrica para la pérdida de peso, han podido ser postergadas sin significar una mayor complicación para porque el aplazarlas no implica un riesgo vital.
Sin embargo, otros procedimientos, como intervenciones para acabar con cuerpos cancerígenos en sus primeras etapas, también han sido postergadas a causa del virus. En padecimientos como éste, debe de analizarse con argucia cada caso para ponderar la inminencia de la operación y tomar una decisión acertada.
Un problema mayor al que nos enfrentamos es que está demostrado que los pacientes que sufren de COVID-19 y se encuentran en proceso de recuperación de un procedimiento quirúrgico son muy propensos a desarrollar los síntomas más severos del virus.
Por lo tanto, no podemos darnos el lujo de operar a una persona infectada por el virus y para evitarlo debemos de tener un monitoreo eficiente del estado de salud de nuestro equipo quirúrgico y de nuestros pacientes antes de llevar a cabo la intervención. Una forma eficiente de hacerlo es impulsando a que todos los miembros de la planta del hospital se hagan pasar por pruebas PCR a manera de rutina.
Para ningún paciente es fácil someterse a una intervención quirúrgica. A menudo, esto conlleva un proceso anímico complejo y mucha preparación emocional de por medio. A causa de ello, es muy posible que muchos de ellos estén indispuestos a postergar su cirugía.
En los casos de menor urgencia, lo más recomendable es recalendarizar el procedimiento a una fecha de menor presión epidemiológica y que efectuemos la cirugía con la mayor cantidad de controles posible. Sin embargo, tanto para los casos sospechosos como para aquéllos que no requieren de un tratamiento en un plazo muy corto, lo más recomendable es que los cirujanos mantengan una comunicación constante con los pacientes y que monitoreemos sus casos de manera rutinaria como medida preventiva.
También debemos de ser ávidos en garantizarles un quirófano en la nueva fecha de intervención, puesto que una vez que la oleada de la pandemia disminuya, es muy posible que haya una sobredemanda hospitalaria justamente por parte de los pacientes que tuvieron que postergar su respectiva cirugía.
Médicos residentes
Los médicos residentes representan uno de los nodos del sector salud más afectado por el COVID-19. A causa de la saturación de los servicios médicos a causa del virus, cientos de médicos en formación no están teniendo la oportunidad de participar en procedimientos quirúrgicos.
Y no podemos obviar el hecho de que, debido al riesgo que representa llevar a cabo un procedimiento quirúrgico en el contexto de la pandemia, los equipos de cirujanos que tienen acceso al quirófano son muy reducidos.
Así pues, la especialización de una generación de médicos queda mermada con la llegada de la pandemia, y no podemos predecir por cuánto tiempo la situación vaya a mantenerse así.
Existe una vía didáctica que puede ayudar en buena medida a esta generación de cirujanos: el uso de simuladores quirúrgicos. Hoy, más que nunca, es necesario que los residentes puedan desarrollar las destrezas necesarias para poder llevar a cabo una intervención quirúrgica sin tener que haber estado expuestos a un caso en un cuerpo de carne y hueso.
Si las medidas de distanciamiento social continúan, es sólo a través de plataformas digitales y de interfaces de realidad virtual que podemos asegurarnos que la educación quirúrgica persista.
En The Surgery Hub estamos comprometidos con estas innovaciones en nuestro sector y estamos convencidos en que difundir la educación médica especializada a través de plataformas interactivas puede llevar al desarrollo óptimo de la cirugía segura en nuestro continente.
Sin duda alguna, la pandemia es un momento muy desfavorable para tener otro tipo de crisis de salud, sin embargo, esto es una realidad que va más allá de nuestro control. Tomemos las medidas pertinentes. Garanticemos la seguridad de nuestros pacientes y utilicemos todos los recursos que tenemos a la mano para garantizar la formación adecuada de los médicos residentes. La epidemia actual no debe de representar un freno para la medicina.