A nivel mundial, la colecistectomía es uno de los procedimientos más comunes en cirugía electiva, ya sea por métodos de mínima invasión o cirugía tradicional abierta. Evitar el trauma quirúrgico a través de la cirugía laparoscópica ha sido una gran ventaja en la salud de los pacientes a nivel global, ya que los tiempos de hospitalización y recuperación general han disminuido notablemente.

Muchos pacientes pueden volver a sus actividades normales en el transcurso de unos días, con un tiempo de recuperación promedio de dos semanas. No obstante, al igual que en cualquier otra intervención quirúrgica, llevar a cabo esta intervención implica ciertos riesgos que pueden afectar negativamente la salud de los pacientes.

Riesgos y errores

Una de las fallas más preocupantes en la colecistectomía a nivel global es infringir daño al conducto biliar, ya que esto puede trae consigo riesgos graves de morbilidades en el paciente que podrían cambiar su vida para siempre.

Este tipo de errores tiene una incidencia baja (3 de cada 1000 casos); sin embargo, el mero hecho de que exista la posibilidad de una falla de esta gravedad implica que en el quirófano se deben de agotar todas las medidas preventivas para evitar que esto suceda.

Otros riesgos asociados a la colecistectomía son provocar abscesos, fugas biliares, infecciones y sangrados. Dada la gama de posibles contratiempos, debe de fortalecerse la cultura de la cirugía segura para asegurar el éxito de estas intervenciones para nuestros pacientes.

Procedimientos estandarizados

Seguir las mejores prácticas médicas al pie de la letra, bajo procedimientos estandarizados, es una norma para minimizar el riesgo quirúrgico. La Asociación Norteamericana de Cirujanos Gastrointestinales y Endoscópicos (SAGES) recomienda adoptar seis estrategias para universalizar la práctica de seguridad quirúrgica en colecistectomías.

La primera de estas estrategias es que en procedimientos laparoscópicos se debe de seguir el método de la Visión Crítica de la Seguridad (VCS) para identificar el conducto cístico y la arteria cística de forma adecuada. Este es un procedimiento a partir del cual se evita la identificación errónea del conducto biliar o conductos aberrantes como el conducto cístico.

6 estrategias

La VCS se consigue garantizando tres cosas. La primera de ellas es que el triángulo hepatocístico esté libre de grasas y tejidos fibrosos. La segunda es que la vesícula biliar se note lo suficientemente separada del hígado y que la placa cística sea visible. El tercer paso consiste en asegurar que solo dos estructuras entren hacia la vesícula.

La segunda estrategia es acercarse al procedimiento bajo el entendimiento de que existen anatomías aberrantes. Siempre se debe estar alerta de que la extensión del conducto cístico y de los conductos hepáticos puede variar y que incluso hay casos en los que la arteria hepática cruza de forma anterior al conducto biliar. Reconocer estas posibilidades puede evitar muchos problemas al momento de hacer la intervención quirúrgica puesto que ayuda al cirujano a estar preparado a enfrentar estas variaciones.

Tercera estrategia. En casos como los anteriormente descritos, es importante tener una visión integral de la anatomía del paciente. En caso de ser necesario, hacer una colangiografía intraoperativa puede ser de gran ayuda para garantizar la seguridad del procedimiento.

Cuarta estrategia. Antes de intervenir en los conductos, SAGES recomienda llevar a cabo una pausa momentánea intraoperativa. Este paso sirve para confirmar que efectivamente se ha alcanzado la Visión Crítica de Seguridad, lo cual se garantiza con una visión anterior y posterior de la vesícula (Calificación de Visión Doble).

Las estrategias quinta y sexta a seguir en una colecistectomía segura apelan a la reflexión y la capacidad de decisión del cirujano. La primera de estas es reconocer cuando el riesgo de la disección de a vesícula es muy elevado y en ese caso optar por un cambio de rumbo ante las condiciones adversas. Algunas opciones a considerar son hacer una colecistectomía parcial, insertar un tubo para colecistostomía, o hacer una conversión del procedimiento a una laparotomía tradicional.

Finalmente, la sexta estrategia es que si las condiciones lo permiten, se solicite la ayuda de otro cirujano en el quirófano para definir el mejor camino a seguir en la intervención.

https://youtu.be/xjkC9IMazms